M e m o r a r i o

Monday, March 27, 2006

Salimos a Alta Mar.


¿Otra vez pensando, Caspita?

Hace varios años atrás, cuando aún era muy pequeño, mi madre solía reñirme cada vez que me encontraba como ido:-¿Qué estás haciendo, muchacho? -decía. -¡Haga algo más productivo, vamos, vamos...!Y batía las palmas como para que reaccionara y me acarreaba inmediatamente a hacer algo más práctico como lavar los platos sucios o a repasar las lecciones del colegio. Sólo el grito, que resonaba por toda la casa, me producía y me produce hasta ahora un miedo indecible. Bien en la cocina, en la sala, o bien en el pasadizo, su grito destemplado y agudo me sorprendía en medio de la soledad en la que me encontraba y me extraía de golpe de ella. Lo cual me producía muchas veces un susto prolongado. Mi madre estaba convencida, dentro de la tradición que ella había heredado de sus padres y éstos a su vez de los suyos, que la única forma de surgir y prosperar era en base a una actitud progresista en la vida. Como lo habían hecho sus padres y casi toda la rama de parte de su madre. Por ello, en cada momento que podía, no tardaba en hacernoslos recordar. Sobre todo a mí, que era el más ensimismado y dilatorio de los hermanos, y el que daba mayores señales de estarse llendo derecho a la perdición. Y en esos instantes en que me hallaba distraído o atontado me despabilaba de una sola vez, recordándome que debía de ser así o asá, como el primo Chiristian, ése sí tendría futuro en la vida, y yo escuchando todos sus gritos con el dolor de quien sabe que sus palabras irían como dardos a clavarse en el corazón, sin atenuante alguno. Tal vez fue lo único que le reproché a mi madre. Que no fuera consciente de que todo lo que dijera, a mí o a mi hermano menor, calaría hondo en nosotros, y que se manifestaría en cualquier momento en nuestra madures. Pero dentro de todo, su forma de proceder no respondía sino a la preocupación natural que tenía por nosotros. Tal vez mis "escapadas" de la tierra le preocupaban porque no eran propias de un niño de mi edad, y que en el futuro tal vez me harían mucho daño, como en efecto así fue, y que desde todo punto de vista razonable era más juicioso actuar como obró mi madre. Los nuevos tiempos ya no están para esas cosas. La reflexión o el recogimiento están cada vez más en desuso. Este pequeño espacio, de reciente creación, y gracias al inapreciable medio de las blogs, me permiten mantener viva esa sana tradición Y como el pensamiento humano es tan impredecible y dado muchas veces a caprichosos rumbos, se encontrarán en su recorrido con también caprichosos e inusitados textos. Unos menos "serios" que otros. O el mismo "¿Otra vez pensando, Caspita?" que vertebra y acoge a todas las demás secciones. De cualquier forma, a todos aquellos que sientan un gusanillo en el fuero más interior de su cuerpo, que se remueva en ellos con inquietante vigor y a los que desean encontrar un momento de reposo en sus vidas, les brido esta página hecha con el único ingrediente que no sea la honestidad. La honestidad de mis pensamientos y sentimientos, que le imprimen a cada palabra el aliento, el pálpito y el flujo vivo de la corriente de mis venas corriendo bajo cada caracter de cada una de sus palabras.

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